lunes, 1 de diciembre de 2014

La Corrupción Como un Obstáculos para la Democracia. 

Los Peligros de la Democracia

Pero la democracia hondureña también tiene riesgos, algunos estudios de organismos
bilaterales y multilaterales y de organizaciones para el desarrollo lo han venido
señalando. Haití es la situación más extrema, lo que se define como un Estado fallido.
Un país que durante largos períodos no logra satisfacer las necesidades y expectativas
de parte importante de la población, se encuentra o esta entrando a una zona de riesgo.
En un país en zona de riesgo con facilidad una crisis social puede traducirse en una
crisis política, o puede, ante la incapacidad de mediación, enfrentarse y tratar de
resolverla al margen de las instituciones y del Estado de Derecho y violentado derechos

humanos. Los hondureños responsabilizan a los políticos de los problemas del país. 
Y los líderes hondureños entrevistados 10 identifican a la pobreza como el problema
principal, la corrupción en segundo lugar, y el debilitamiento institucional en quinto lugar, 
de un total de 11 problemas identificados.

Quienes identifican la corrupción en un segundo lugar de los problemas nacionales
tienen claridad de que se trata no sólo de los recursos que se desvían y que dejan de
favorecer a los sectores más postergados; sino también, porque el avance de la
corrupción en todas las instituciones del Gobierno y la falta de resultados evidencia la
fragilidad institucional y la captura del sistema-político institucional por sectores
corruptos.
La globalización ha contribuido a una mayor complejidad de los casos de corrupción.
Abona en este sentido la presencia del crimen organizado, nacional e internacional y su
capacidad para influir, acelerar o detener procesos. El lavado de activos y el crimen
organizado son parte del mismo proceso o están vinculados, y es importante señalar
que en aquellos casos donde funcionarios de Gobierno fueron quienes denunciaron los
casos de corrupción -algunos de gran magnitud- finalmente tuvieron que dejar sus
cargos y las investigaciones no avanzaron.  La falta de resultados en la lucha contra 
la corrupción no solo expresa la debilidad de las instituciones, también manifiesta una
 circunstancia donde hay personas, grupos y corporaciones que están por sobre el Estado. 
Ciudadanos más fuertes que el Estado.
En la actualidad los problemas de la corrupción no sólo se refieren al desvío de fondos,
que deben ser orientados a reducir la pobreza y atender las necesidades más
significativas de los sectores vulnerables. El peor riesgo es para la democracia y el
Estado de Derecho, en el sentido que los sectores corruptos tienen capacidad para
penetrar las instituciones, cooptar a los funcionarios, penetrar los Partidos Políticos,
infiltrar los parlamentos y constituirse en una capa/casta, depositarios del Poder real del
país.

El Debilitamiento Institucional.

Las instituciones hondureñas han estado sujetas a la influencia y la cuasi determinación
de los “hombres fuertes” que han existido ya sea del ámbito civil o del ámbito militar.
Ha existido de forma muy arraigada una personificación de la política y del Poder. La
excesiva personificación de la política es el resultado de la falta de arraigo y de la
debilidad institucional que no logró consolidarse en este cuarto de siglo de Gobiernos
surgidos de procesos electorales. El Partido Liberal y el Partido Nacional tienen un
círculo central del Poder que se constituye en la representación del Poder formal y del
Poder real desde que se instauró la democracia en 1980.
La elite política hondureña, con alternabilidad entre nacionalistas y liberales, es un
grupo cohesionado y con una horizontalidad que le permite acuerdos, sin hacer visible
los desacuerdos, salvo en excepciones donde la búsqueda de consensos hace asomar las
circunstancias en que se dan los desacuerdos. Esta elite política transpartidaria con más
consensos que desencuentros mantiene a las instituciones del Estado bajo su influencia
y bajo su ritmo.
En Honduras la economización de la política es un proceso concluido y se ha
constituido en otro factor que debilita las instituciones. Los empresarios se han alineado
alrededor de los dos Partidos Políticos mayoritarios, y en la mayoría de los casos los
empresarios son parte y tienen vos importante y decisiva en ambos Partidos Políticos. El
desempeño de la política, su condición de cuasi requisito para acumular con rapidez, y
los espacios que abre el Poder es un factor que atrae a los empresarios hacia la política y
hacia los políticos, y esta relación de unidad entre ambos sectores sobre dimensiona a
las personas pertenecientes a estas élites por encima de las instituciones, y en consecuencia
las instituciones se subordinan a las personas, a las familias y a las
corporaciones económicas.

La debilidad institucional no es una percepción subjetiva, es consecuencia de la falta de
resultados en el desempeño y cumplimiento de las funciones y de la responsabilidad
institucional. En este sentido la debilidad de la Corte Suprema de Justicia, del
Ministerio Público y del tribunal Superior de Cuentas, no se mide por la falta de
presupuesto o por un personal reducido, o por la falta de cobertura geográfica; la
debilidad es resultado de la incapacidad de obtener resultados debido a la militancia de
sus dirigentes en los Partidos Políticos, en la simpatía y la tolerancia por los grupos de
Poder, por la obstrucción en los procesos y por funcionar sujetos a personas y no a la
Ley.

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